Le di teta y entonces
Tengo veintidós años y debo confesar que estoy buena. Al menos si se tiene en consideración la opinión de los hombres. Porque todavía no he conocido a ninguno que no quiera ligarme nada más conocerme.
Pero de todos los machos que se lo han pasado pipa con mis tetas, que son lo más abundante y precioso de mi cuerpo, junto con mi culo, el que más me hizo gozar fue un chaval muy joven, que carecía de experiencia. Este chaval es el hijo de mi vecina. Siempre que me cruzaba con él en las escaleras le subían los colores a la cara. Aquello fue lo que me hizo concebir la idea de llevarlo al huerto.
Soy morbosa, y no me detuve hasta conseguir que la madre me lo enviara para ver si podía repararme una tubería atascada. Nada más estar a solas empecé a restregarle las tetas contra la espalda. El pobre chico no sabía qué hacer.
Estaba nervioso, temblaba, y me respondía con voz insegura. Entonces, le dije: «Ven aquí, hijito», y lo cogí de una mano. Me senté en el sillón del salón, lo senté sobre mis piernas, y saqué mis tetas. Cuando las vio abrió tanto los ojos que creí que se le saldrían del lugar. Yo lo hice acurrucar como un niño y le metí una teta en la boca… Fue como darle un manjar opulento a un hambriento.
Os confieso que nunca me chuparon y mamaron con más ganas. Mientras él me mamaba ruidosamente yo bajé la cremallera de su pantalón y me apoderé de su polla. Tenía un miembro nada desdeñable, y estaba tieso y duro como una roca.
Eché la cabeza hacia atrás, al sentir que mi coño se humedecía, y mi mano empezó a moverse, haciéndole la paja. Era soberbio sentir la chupada en las tetas, sus manos ávidas acariciando todo aquello que no cabía en su boca, y su polla dilatada y palpitante dentro de mi mano.
La excitación era tremenda. Llegué al orgasmo frotando los muslos, sin que él abandonara mis pechos ni yo su miembro. Después, el chaval perdió la timidez. Me tumbó sobre el sofá, se apoderó él solo de mis globos, y me metió la polla en el coño.
Aquel chaval me jodió con tanto entusiasmo que experimenté una oleada de orgasmos en serie. Y, para culminar con la reparación de la tubería, me hizo volver y me la dio toda por el culo, siempre con las manos en los pechos. Desde ese día, cuando necesito que alguien me repare algo llamo a mi vecina para que me preste al chico durante un par de horas. Y él encantado.
Lidia – Málaga