Sensacional experiencia
Todo empezó en una tarde de verano. Cuando me dirigía a los aseos del cuartel me encontré a Alicio totalmente en pelotas y enjabonándose, con su miembro tieso. En un principio me ruboricé, pero mientras yo me aseaba entre risas y palabras le miraba a hurtadillas, y esta situación me puso a tope. Más tarde vinieron las maniobras y aquel fin de semana nos lo dejaron para andar a nuestro aire.
Córdoba es una ciudad encantadora y bastante calurosa en junio. Después de divertirnos nos separamos del resto de los militares, Alicio y yo decidimos buscar una pensión donde pasar la noche. Llegamos a la habitación con una botella de wisky y lo primero que hice fue pegarme un baño, llené la bañera y me zambullí.
Más tarde llegó él totalmente desnudo y se puso frente a mí para limpiarse los dientes en el lavabo del servicio, al verle se me puso instintivamente mi polla a punto de caramelo y al contacto con el agua tibia no pude menos de hacerme una buena paja en el momento que él abandonó el servicio. Cuando terminé me tumbé en una de las dos camas de la habitación. Alicio dijo que iba a ducharse. Cuando apareció de nuevo secándose y con unas buenas ganas de fiesta (cosa que incluye ver su picha empalmada) yo me encontraba ojeando el móvil tendido en pelotas encima de la cama y al pasar para encender la luz de la mesilla y oír apagar la principal, se me quedó mirando y entre risas me soltó:
—Si fueras una tía te iba a echar un polvo que te ibas a enterar.
Reí su broma y me dirigí a la ventana, era una noche espléndida y estrellada, serían alrededor de las doce y por la plaza del Gran Capitán aún desfilaban personas. Noté que él apagaba la luz y venía hacia la ventana con un cigarro en la mano, que arrojó a la calle. Sentí algo duro en mi pantorilla derecha y al no inmutarme se apretó contra mi mientras decía apuntando a la plaza «mira esto o aquello».
Yo me incorporé pegando su pecho contra mi espalda y nuestros cuerpos quedaron totalmente juntos durante un rato mientras con su mano izquierda recorría mi tórax y con la derecha me sobaba la entrepierna acariciando mas tarde los cojones y la polla, suavemente me volví y quedamos frente a frente restregándonos con suma ternura, nuestras bocas se encontraron en un largo beso a la vez que nos acariciábamos espalda y culo en un largo abrazo, más tarde nos tiramos en la cama, seguíamos besándonos a la vez que nuestros muslos se entrelazaban con bastante frenesí, Alicio bajó hasta mi picha, la asió con la mano derecha y comenzó a chuparla. Creí que iba a estallar, le pedí hacer un 69 y sin él soltármela se puso en posición.
Fue maravilloso, no pude menos de correrme en breve, al poco él hizo lo mismo sobre mi pecho. Todavía empalmados nos fundimos en otro largo beso lleno de pasión, yo estaba agotado pero se sentó encima de mi polla intentando introducirsela en el ano. Trabajó pero lo consiguió, quedándomela sepultada mientras subía y bajaba a la vez que yo la meneaba. Se corrió como un loco y más tarde lo hice yo en sus entrañas. Caímos rendidos y dormimos abrazados. Nunca podre olvidar aquella experiencia con Alicio.
Jace