El morbo cornudo es mucho más corriente de lo que puedas imaginar. Cada día recibimos decenas de relatos cornudos tanto de parejas jóvenes como de matrimonios consolidados. ¡No vayas a pensar que esto de los cornudos tiene edad!.
Todos los relatos eroticos de cornudos exhibidos en esta web son reales, son experiencias compartidas por vosotros, nuestros lectores, gente morbosa que les gusta ser cornuda.
Relatos de cornudos para deleitarte
Los relatos eróticos cornudos son más frecuentes en relaciones hetero donde el hombre fantasea e imagina cómo su mujer se acuesta con otro tio, en definitiva, al cornudo le pone cachondo que su pareja sea penetrada por un tercero.
Podemos distinguir los relatos cornudos eróticos
No todos los relatos están escritos por micropenes o por eyaculadores precoces, también hay muchos hombres normales a los que les gusta compartir a su pareja.
Por lo que será fácil diferenciar los relatos eróticos de cornudos de nacimiento y los de cornudos por fantasía. Los primeros, son hombres no aptos para satisfacer sexualmente a una mujer, bien por el tamaño de su pene o por su impotencia sexual, en cambio, el segundo grupo es propio de hombres a los simple y llanamente, les excita imaginar a su mujer con otro hombre.
Hay cornudos que prefieren contar su relato en una línea erótica de cornudos, donde la fantasía, no tienes limitaciones.
Nunca olvidaré a Serafín, un carpintero que venía a casa todos los lunes, miércoles y viernes. Mi marido le había encargado distintos trabajos, que este hombre iba realizando con bastante arte. Eran unas modificaciones en el garaje, el sótano y la cocina.
Paula era la mujer de mi hermano. Podría haberla llamado mi cuñada, pero jamás la había considerado así, porque pertenecía a Víctor, mi hermano. Una hembra tan hermosa, fascinante y llena de gracia sensual, que despertaba todas mis envidias y recalentones de huevos.
Me casé con la mayor ilusión y deseos de entregar mi cuerpo al hombre que llenaba por completo mi vida y hacía que me sintiese orgullosa de mi suerte, ya que incluso mis amigas no ocultaban decir que me envidiaban por haber conseguido conquistar a tal macho.
Soy un hombre de 34 años que mantiene respecto al sexo una postura de absoluta liberalidad. Respeto las inclinaciones de cada cual, siempre que no vayan en perjuicio de terceros, y no existe peculiaridad sexual alguna que me escandalice o me parezca aberrante si los que la practican están de acuerdo y obtienen de ella un placer gratificador.