Dos penes para una vagina
Relato enviado por Javier (Madrid)
Los dedos de Lorenzo apretaron aquella carnecita deliciosa, y ella gimió más caliente que hierro fundido.
Los pezones estaban a punto de dispararse como flechas; mientras, la diestra del «salío» se fue en busca de la almeja, que encontró ocupada por la temblorosa mano de la hembra.
Volaron las bragas, y los dos se liaron a lo que importaba…
…Lorenzo se fue en busca del caldo que llenaba la vagina, y no necesitó limón para encontrarlo de lo más sabroso. Especialmente se centró en el revoltoso clítoris, para titilarlo con la punta de la lengua. Y los muslos femeninos temblaron como si fuera en una moto súper acelerada…
¡Sólo quería ser follada!. Y Lorenzo entendió que no podía andarse con chiquitas, así que se decidió a regalarla con una penetración en toda la regla… La follada fue de órdago, porque él entendió que Maruja necesitaba algo más que una polla.
Por eso no dudó en complacerla, sirviéndose, a la vez, del artilugio, cuya eficacia se probó con la tromba de orgasmos que la moza ninfómana disfrutó y con las <corridas> que el pene escupió placenteramente…